Como quien oye llover. Dios
te oiga. Oye tú, ¿qué te crees? Oiga, ¿me permite una pregunta? Oído (es decir,
enterado). Oyó las campanadas del reloj, eran las dos. No quiero oír una queja
más. Oí un ruido espantoso. He oído que tienes novia. Oír, ver y callar. Se
oyeron disparos. Como lo oyes. No oigo bien con este ruido. ¡Oiga usted!...
Así empieza este artículo de
Javier Marías (¡Oigan!, El País Semanal, domingo, 12 de febrero de 2017) que
aclara muy bien el uso de los verbos oír y escuchar que últimamente se emplean
de forma incorrecta.
2 comentarios:
¡Qué bueno, qué articulo más interesante!
Grande Javier Marías! :)
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