martes, 19 de marzo de 2013

HABEMUS PAPAM



En clase estamos atentos a las noticias que ocurren en el mundo y, de vez en cuando, las comentamos. Estos días hemos hablado de la muerte de Hugo Chávez (muchos alumnos son de Latinoamérica), de las votaciones en las islas Malvinas (estamos estudiando, precisamente, la Geografía Física del mundo) y la renuncia del Papa, Benedicto XVI. 

Independiente del credo religioso de cada cual (en clase hay alumnos católicos, evangélicos, musulmanes y sin religión alguna) nos parece necesario que los alumnos y alumnas estén informados de las principales noticias y que, poco a poco se vayan conformando una opinión sobre lo que ocurre en el mundo. Todo ello respetando las propias opiniones y sin querer influir e imponer nuestra opinión personal…

El tema lo hemos tratado desde el área de Lengua (también podría haber sido desde Conocimiento del Medio). Hacía un mes que habíamos hablado de la renuncia de Benedicto XVI y habíamos situado en el mapa la noticia: Roma, la Ciudad del Vaticano y Castelgandolfo. Ahora volvíamos sobre el tema al saber que los cardenales se iban a reunir para las votaciones. Del coloquio salió una lista de palabras clave y les pedimos a los alumnos que plasmaran por escrito las conclusiones del tema.

Esta es la redacción de Halima, de 11 años:

“En Roma están eligiendo a un nuevo Papa porque Benedicto XVI ha renunciado a su puesto. Al nuevo Papa lo eligen los cardenales y para ello están aislados del mundo exterior. Primero proponen a varios candidatos, cada uno apunta un nombre y lo mete dentro de un cáliz. El voto es secreto y para que valga la elección tiene que haber una mayoría de dos tercios. Cuando se vota, las papeletas se queman en una chimenea especial que hay en la Capilla Sixtina. Si el humo sale negro no hay acuerdo, pero si sale blanco ya hay nuevo Papa. Si sale negro los cardenales se vuelven a reunir otra vez y repiten las elecciones.

Hubo dos fumatas negras, pero al segundo día los cardenales ya eligieron al Papa. Entonces salió fumata blanca. El nuevo Papa se llama Jorge María, es argentino y es el primer Papa hispanohablante. Tiene 76 años y su nombre de Papa será Francisco. Era el día 13-3-13 y era por la tarde”.

Jazmani, de 11 años, y Diego, de 12, también tienen mucho interés en que se publique su escrito, que es muy parecido al anterior. Ellos escribieron estas palabras clave: Pontífice, “fumata”, cardenal, cáliz, obispo, vaticano, cónclave, Capilla Sixtina, votaciones, Vaticano, “habemus papam”, latín…

Para disfrutar de una visita a la Capilla Sixtina os recomiendo esta web, con una cámara que permite disfrutar de las pinturas en un ángulo de 360 grados:
http://www.vatican.va/various/cappelle/sistina_vr/index.html 

(La foto es de El País digital)

sábado, 16 de marzo de 2013

DEBERES ESCOLARES




















Un artículo sobre los deberes escolares (publicado en "El País",17 de enero de 2013) hace referencia a unos datos de Demoscopia sobre los hábitos de estudio de los niños españoles:”El 80 % de los estudiantes de Primaria reciben ayuda y el 45 % de los de Secundaria” y entre otras cosas se dice que “los padres se implican más que nunca en las tareas escolares, no siempre de forma adecuada” y que “ayudarle a hacer los deberes no es ayudarle”…

Miro la situación de mi colegio y no puedo estar de acuerdo con esas afirmaciones... Muy pocos padres hacen un seguimiento de la tarea educativa de sus hijos, le acompañan en sus estudios, revisan su agenda escolar y sus cuadernos, le orientan en cómo organizar el tiempo para trabajar cada día y no sólo la víspera del examen, etc. Bien es cierto que ha aumentado el número de padres que cada tarde ayudan a sus hijos a hacer los deberes escolares del día siguiente, pero esa no es la cuestión para muchos centros educativos.

En nuestro colegio hay una gran necesidad de que los padres acompañen a sus hijos por las tardes, que estén en casa y los niños se vean arropados y queridos. La realidad es que muchos niños comen solos en casa y que luego, cuando vuelven a las 4 o a las 5 de la tarde, siguen estando solos porque sus papás no están y llegan más tarde. En ocasiones, estos padres no acuden a las reuniones generales que el colegio organiza para explicar el programa de estudios de los niños; ni tan siquiera cuando el tutor los cita expresamente porque hay un problema concreto con su hijo.

En muchos colegios, estamos asistiendo a una despreocupación cada vez mayor de los padres hacia sus hijos… Y cada vez es más necesaria la presencia de equipos multiprofesionales (con educadores, psicólogos y trabajadores sociales) que ayuden a los profesores de los centros para relacionarse con estas familias. Bien es cierto que esta realidad se centra sobre todo en los colegios públicos, con un alto porcentaje de alumnos inmigrantes y en las grandes ciudades.

Es necesario que los padres ayuden a sus hijos en la tarea escolar, es necesario que acudan a las reuniones del centro y a las entrevistas con los profesores-tutores. Y, en un plano más general, sería conveniente la participación en las actividades generales del centro (cursos de formación, charlas, etc.) y en las asociaciones de padres y madres y en los órganos de gestión del colegio.

Una vez logrado el primer objetivo, que es esa ayuda al trabajo diario del niño, podemos hablar del tipo de apoyo que se debe prestar a nuestros hijos. Por supuesto que los padres no deben hacer los deberes que el profesor le pide al niño. Ni tan siquiera deben estar encima del niño controlando el tiempo de estudio… Pero sí deben acompañarlo, estimularlo y valorar el trabajo que realiza. A veces, incluso deben ayudarlo en cosas concretas (memorizar las tablas de multiplicar, recordar las capitales de Europa, “tomarle la lección”) para que el niño vaya adquiriendo autonomía a medida que pasan los cursos.

Se habla también del nivel sociocultural de las familias y de su repercusión en el rendimiento académico del alumno. El informe PISA de 2009 ya lo señalaba y parece que es una realidad indiscutible. Pero lo que no se puede deducir de esa premisa es que se deben suprimir los deberes escolares, como se apunta en el artículo (se dice que Francia inicia un reforma en ese sentido, que algunas comunidades de España empiezan a ensayar programas similares, etc.)

Aquí, en España, ya se realizó una reforma cuestionando los deberes escolares (cuando llegaron los socialistas al gobierno, en 1982). Se decía que se prohibía mandar deberes para casa, cuando lo que se estaba planteando era una revisión de los deberes escolares que aún hoy es oportuno discutir.

Desde nuestro punto de vista, los deberes escolares deben servir para reforzar y ayudar en la labor escolar, no deben ser repetitivos ni mecánicos y sería conveniente que fuesen personalizados, centrados en las necesidades de cada alumno. Lo ideal es estudiar y razonar cuestiones y temas, memorizar (tablas de multiplicar, capitales de continentes, etc.), leer libros infantiles y juveniles y huir de otras tareas mecánicas (copiar páginas enteras de los libros, hacer 20 problemas iguales, realizar trabajos que se limitan a copiar y pegar en el ordenador, etc.)

Dicho de otra forma, corresponde a los profesores plantear deberes escolares que sean significativos y estén bien planificados; también es necesario que haya una buena coordinación, para evitar que el alumno se encuentre un día con tarea de Lengua, de “Mates” y de “Cono” y otro día sin tener nada que estudiar. Otra labor importante por parte de los profesores, es la de corregir cada día la tarea que ha pedido para casa, para que el niño interiorice esa rutina, comprenda que hay que hacer la tarea diariamente y, sobre todo, vea los errores que ha cometido.

La función que corresponde a los padres no es la de explicar los ejercicios y hacerlos con sus hijos, sino más bien ayudar a organizar el espacio y el tiempo, ayudar a crear un ambiente en casa para que el niño pueda estudiar y enseñarle a organizar el tiempo libre para dosificar el trabajo y no concentrarlo en los exámenes. En definitiva, los padres se deben centrar más en los valores y dejar el campo de la instrucción para los profesores.

Un capítulo aparte se merecen las actividades extraescolares, que son las que hacen los niños y niñas por decisión de sus papás: clases de idiomas, deporte, música, pintura, baile, refuerzo académico, etc. Se trata de un campo donde los padres completan la formación de sus hijos buscando una dimensión que no siempre se puede dar en el horario lectivo de los colegios y que busca completar la formación integral de la persona. Aquí se refleja también la visión de futuro que tienen las familias para sus hijos y en los últimos tiempos asistimos a un exceso de actividades académicas y el olvido de los aspectos más lúdicos, sobre todo para los alumnos de Infantil y Primaria (hasta los 11 o 12 años).

El tema de los refuerzos educativos de la tarde también merece atención. Desde hace tiempo diversas asociaciones, parroquias y ONG se encargaban de atender a los niños más desfavorecidos para evitar que estuvieran toda la tarde en la calle y ayudarles a realizar la tarea escolar. Posteriormente se incorporaron a esta labor las administraciones y ahora existen programas de acompañamiento fuera del horario escolar (como PROA, para los institutos y los últimos años de Primaria, o el refuerzo de 3º y 4º de Primaria).

Con la crisis estos programas han sufrido recortes y empiezan a cuestionarse, incluso hay Comunidades Autónomas que proponen utilizar a jubilados y a maestros recién salidos de la facultad para realizar estas labores… Nosotros opinamos que estos programas de acompañamiento son positivos y que los deben realizar personas contratadas, personal con titulación académica, con ilusión y que se saca unos euros al tiempo que va adquiriendo experiencia; sustituir a este personal por gente que no cobre un salario (sólo se les daría puntos para mejorar su currículum) nos parece injusto e inmoral y una manera de perpetuar a los jóvenes en el paro.

Finalmente añadir que la educación en general y los deberes escolares en particular, son necesarios para que los niños y niñas más desfavorecidas se formen y salgan preparados de la  escuela. Las desigualdades sociales se corrigen pidiendo precisamente más apoyos para esas familias desfavorecidas y los colegios que las acogen, que suelen ser los colegios e institutos de la enseñanza pública. Por todo ello, las administraciones deben dedicar todos los recursos posibles a compensar estas diferencias en la escuela, para que el día de mañana las diferencias sociales sean menores y vivamos en una sociedad más igualitaria y más justa.

(La fotografía está tomada de EP y aparece en el mismo artículo citado. Para leer una serie de consejos sobre cómo estudiar en casa, pulsar aquí).

domingo, 10 de marzo de 2013

MADROÑO


Continuamos con la serie sobre la flora en la sierra de Guadarrama y ahora escribimos sobre el madroño. La foto fue realizada en Tres Cantos y el dibujo lo hizo Inés cuando tenía 15 años, para mostrar la hoja y el fruto.


MADROÑO (ARBUTUS UNEDO). Es un árbol que puede medir hasta 10 m pero que frecuentemente aparece como arbusto (de 3 a 5 m) debido a las talas que sufre. La hoja es perenne y simple, en disposición alterna, con forma lanceolada y borde aserrado. Las flores son amarillentas y con forma de campanilla, forman ramilletes terminales que cuelgan de las ramas. El fruto es una baya de color anaranjado o rojo, con una superficie rugosa y que mide 2 cm de diámetro. El fruto madura en otoño, pero entonces es cuando florece la planta, de manera que podemos observar al mismo tiempo la flor con el fruto del año anterior.

El madroño acompaña a la encina y al alcornoque pero prefiere un clima suave y sin heladas. Su fruto sirve de alimento a zorros y jabalíes y también se utiliza para hacer licores. Se adapta bien al clima de Madrid, pero no parece que haya sido una planta espontánea de la zona, a pesar de aparecer en el escudo de la capital.

lunes, 4 de marzo de 2013

DÍA INTERNACIONAL DE LA MUJER


Para celebrar el día 8 de marzo, me parece interesante la lectura de este artículo de Almudena Grandes, publicado en El País, el pasado 24 de febrero y titulado "Una famosa tarta de chocolate"

Ha madrugado para buscar la receta.

Tenía treinta años cuando la descubrió por azar, mientras esperaba turno en la peluquería para que le cortaran las puntas. Por aquel entonces, siempre se lavaba la cabeza en casa, y quizá por eso, porque no tenía muchas oportunidades de hojear revistas femeninas, aquella secuencia de fotos, la receta paso a paso, le llamó tanto la atención. Cuando la llamaron para ir al lavabo, la llevó consigo. Mientras el aire caliente del secador le secaba los rulos, arrancó la hoja con mucho cuidado y se la metió en el bolso. Sólo faltaban unos días para que su hijo cumpliera cinco años.

–Pues la madre de María le hizo un pastel con nata por encima, mejor que el de Juanito, porque el suyo era de manzana, pero a mí el que más me gusta es el del primo Pablo, porque la tía le pone su nombre con grageas de chocolate… ¿Y yo? ¿Por qué yo tengo siempre una tarta comprada?

Colocó la última gragea y se dijo que era imposible que su hijo se resistiera a aquella llamada dulce y densa”

Se lo explicó muchas veces, pero él no quiso entenderlo ninguna. Por eso, la víspera hizo el bizcocho, una hora de preparación, fundir el chocolate, ablandar la mantequilla, pulverizar el azúcar en la picadora, separar las yemas de las claras, montarlas a punto de nieve, tamizar la harina, y batir, y batir, y batir, y otra hora en el horno… Cuando terminó de fregar todo lo que había ensuciado, estaba casi hecho. Se acostó muy tarde y se levantó muy pronto. Antes de irse a trabajar, la tarta estaba ya glaseada. Después aprovechó el rato de la comida para volver a su casa y decorarla como si fuera un altar barroco, grageas, gominolas, fideos de colores y el nombre de su hijo en la caligrafía torcida, temblorosa, que resultó lo mejor que fue capaz de hacer con una manga pastelera. Pero cuando volvió del colegio con unos pocos amigos y la descubrió, el niño fue feliz. Desde entonces, todos los años su madre le regaló, entre otras cosas, esa misma tarta.

Aquella hoja de revista acabó tan maltrecha de salpicaduras de grasa y chocolate, que copió su contenido en un cuaderno. Eso es lo que busca hoy con afán por todos los estantes y los cajones de su cocina, pero no lo encuentra y al final, mira por dónde, lo que aparece es la receta original debajo de una pila de paños de cocina. Lo primero que piensa al verla es que es mejor así. Después, que tiene que ir a buscar las gafas, porque ya no es capaz de leer una letra tan pequeña. Y cuando lo hace, le asombra la complejidad de aquel desafío en el que triunfó tan rotundamente, tantas veces.

–¿Qué haces? –le pregunta su marido cuando entra en la cocina a desayunar, aunque conoce de sobra la respuesta.

–Una tarta para Miguel – y no se atreve a volver la cabeza para mirarle –, como cuando era pequeño, ¿te acuerdas?

–No va a venir.

–Bueno… Nunca se sabe.

Ese día, su hijo cumple treinta años, los que tenía ella cuando hizo esa tarta por primera vez. Claro que entonces le veía todos los días y ahora hace varios meses que no lo ve. Habla con él por teléfono de vez en cuando, sin que se entere su marido, y sabe que está mal ocultárselo, y que su hijo no tiene razón, que no la tuvo en aquella bronca monumental que los separó a cuenta del maldito dinero que cobraron por el traspaso de la farmacia. Por muy parado que estuviera Miguel, por muy mala suerte que hubiera tenido, por mucho mejor que le vayan las cosas a su hermana, no podían dárselo todo, y no sólo porque Elena sea tan hija suya como él, sino porque además ellos no pueden vivir del aire, y con su pensión tienen lo justo para cubrir gastos. No tenían por qué ofrecerle nada, pero su última oferta había sido muy generosa. Él no la aceptó, y no había vuelto a verlos desde entonces.

Esto no puede ser, pensaba ella todos los días, y por eso ayer le dejó un mensaje en el contestador. Cariño, soy tu madre. Mañana voy a hacer una tarta de chocolate, la de siempre, porque es tu cumpleaños. Vente a comer y lo celebramos todos juntos, un beso…

A las diez de la mañana, la casa ya estaba impregnada del aroma del chocolate. A mediodía, aquel olor se había convertido en un perfume. A las dos, cuando colocó la última gragea de color rojo, se dijo que era imposible que su hijo se resistiera a aquella llamada dulce y densa. A las dos y media, alguien abrió la puerta con su llave. Debe de ser Elena, le advirtió su marido. Cuando Miguel entró en la cocina, cerró los ojos, aspiró con fuerza y sonrió.

–¡Qué bien huele, mamá!