viernes, 28 de enero de 2011

BABELIA_1000




Babelia celebra su número 1000, que suponen 20 años de publicación ininterrumpida orientándonos sobre libros, películas y música. Para celebrarlo, críticos de cada especialidad seleccionan las mejores obras de su campo. Estas son los elegidos:

- Selección de libros: "Los libros que han marcado el paso hacia el nuevo milenio"
- Selección de discos: "Cuando los ritmos locales se hicieron universales"
- Selección de películas: "Los años en que Scorsese fue uno de los nuestros"

Más concretamente, Victoria Fernández, dentro de literatura infantil y juvenil, recomienda estas obras:
  1. El polizón del Ulises. Ana María Matute (Lumen, 1991)
  2. Memorias de una vaca. Bernardo Atxaga (SM, 1992)
  3. Harry Potter y la piedra filosofal. J. K. Rowling (Emecé, 1999)
  4. Corazón de Tinta. Cornelia Funke (Siruela, 2004)
  5. Un cocodrilo debajo de la cama. Mariasun Landa. Ilustraciones de Arnal Ballester (SM, 2004)
  6. Kafka y la muñeca viajera. Jordi Sierra i Fabra. Ilustraciones de Pep Montserrat (Siruela, 2006)
  7. Libro de las M'Alicias. Miquel Obiols. Ilustraciones de Miguel Calatayud (Kalandraka, 2008)
  8. Lo único que queda es el amor. Agustín Fernández Paz (Anaya, 2008)
  9. Una habitación en Babel. Eliacer Cansino (Anaya, 2009)
  10. La evolución de Calpurnia Tate. Jacqueline Kelly (Roca, 2010)

sábado, 8 de enero de 2011

LA FUERZA DE LAS PALABRAS


Hace unos días leía este artículo sobre el conductor de un camión de basuras que, a base de recoger libros tirados en la calle, ha ido formando una biblioteca en su barrio de Bogotá. Almudena Grandes nos lo cuenta así (EPS, 2 de enero de 2011) y nos remite a esta página web: www.lafuerzadelaspalabras.com
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ESCALERA INTERIOR
El milagro de La Nueva Gloria

ALMUDENA GRANDES

EL PAIS SEMANAL - 02-01-2011 


Era una caja de cartón corriente, más bien pequeña, y algo en su aspecto le llamó la atención.

José Alberto Gutiérrez estaba muy acostumbrado a ver cajas de cartón en la calle, porque desde hacía tiempo trabajaba de noche, como conductor de un camión de recogida de basuras en la ciudad de Bogotá. Junto a los cubos, en las esquinas o al lado de las papeleras, las cajas de cartón formaban parte del paisaje de su vida, pero aquella le pareció especial. Parecía que alguien hubiera puesto mucho cuidado en abandonarla, porque estaba cerrada, apartada de las bolsas, casi alineada con las baldosas de la acera. Por eso, mientras sus compañeros se afanaban en la parte trasera, él se bajó del camión y se acercó a ella. Al levantarla en vilo, comprobó que estaba llena, y como pesaba mucho, volvió a dejarla en el suelo antes de abrirla. Entonces, a la luz de una farola, leyó dos nombres. Arriba, en letras mayúsculas, León Tolstói. Debajo, en caracteres más grandes, de florida caligrafía, Ana Karenina.  


Aquella caja estaba llena de libros. No le dio tiempo a leer más títulos, porque cuando levantó el primero, sus compañeros le reclamaron. Ya habían terminado y quedaba mucha basura que recoger, así que José Alberto volvió al camión, pero decidió llevarse la caja con él. Al volver a casa, antes de acostarse, fue mirando todos aquellos libros, leyendo los títulos y los textos de las solapas, estudiando sus portadas y las fotos de sus autores para colocarlos después en una estantería. Se reservó, eso sí, Ana Karenina, para empezar a leerlo inmediatamente. 

Esa novela de Tolstói cambió la vida de José Alberto Gutiérrez. También su trabajo, porque desde que la encontró, salió cada noche a recorrer las calles de Bogotá de otra manera. Estaba seguro de que el propietario de aquella caja se había desprendido de sus libros porque no tenía más remedio, porque necesitaba el espacio que habían ocupado hasta entonces para otros nuevos, porque se había mudado, había tenido un hijo o había heredado una biblioteca con títulos duplicados. De lo contrario, calculó, los habría arrojado en el cubo de su casa o de mala manera sobre un contenedor. Eso significaba que la ciudad estaba llena de cajas que le esperaban, y que su misión era encontrarlas, recibir los libros sin futuro que sus dueños le habían encomendado, y darles cobijo, un nuevo lector, una nueva vida. 

José Alberto encontró muchos otros libros en cajas de cartón, más bien pequeñas, posadas con cuidado sobre las baldosas de la acera, a veces solitarias, a veces en grupos de dos o tres, cerca de los portales de edificios en obras, de los camiones de mudanzas, de los solares donde se apilaban muebles rotos o trastos viejos. Y siguió rescatándolos, mirándolos, acariciándolos, atesorándolos en sus estanterías como si fueran nuevos. Hasta que llegó a tener tantos que su riqueza empezó a parecerle un abuso. Si Bogotá le regalaba libros todas las noches, sería justo que él se los devolviera a Bogotá algún día.  

Aunque el nombre de su barrio es La Nueva Gloria, allí nunca había existido ninguna biblioteca pública. José Alberto Gutiérrez miró hacia arriba y después a su mujer, Luz Mery, cuyo taller de costura ocupaba toda la primera planta de la casa. Los libros hacen más falta, le dijo, y cuando la convenció, su casa se convirtió en la primera biblioteca comunitaria de La Nueva Gloria, un lugar para leer, para tomar y devolver libros prestados, para compartir lecturas. La mirada amorosa de Ana Karenina preside desde entonces muchas otras historias de un amor más feliz que el suyo, el amor de muchos adultos, muchos niños del extrarradio bogotano que han descubierto la emoción de la literatura en unas páginas rescatadas de la basura. 

Esta biblioteca tiene un nombre, La Fuerza de las Palabras y un lema aún más hermoso. Siempre imaginé que el paraíso sería algún tipo de biblioteca. Jorge Luis Borges escribió estas palabras, y José Alberto Gutiérrez las tomó prestadas para situar a su amparo un proyecto cada vez más ambicioso. Ahora, cuando personas de toda Colombia le envían a diario libros nuevos y usados para ampliar unos fondos que cuentan ya con más de diez mil títulos, ha convertido la primera planta de su casa en la sede de una fundación que aspira a sostener nuevas bibliotecas comunitarias en distintos barrios marginales de Bogotá, y no descarta extenderlas a otras ciudades de Colombia. Quien desee seguir la trayectoria de este pequeño y gran milagro, puede consultar su página web, www.lafuerzadelaspalabras.com. 

En diciembre de 2010, José Alberto Gutiérrez acudió a la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, México, para dar difusión a su proyecto. Después, volvió a Bogotá, donde sigue conduciendo cada noche un camión de la basura.  

(Este artículo es para María de los Ángeles Naval, que al conocer a José Alberto, en la FIL, miró a los escritores que la rodeaban y preguntó: 'Y esta historia... ¿quién la va a contar?').
 

viernes, 7 de enero de 2011

HISTORIETA_6



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AUTORRETRATOS_2

Por fin terminamos el taller de historietas. Hemos dedicado todo el trimestre a este tema y podemos ver las láminas trabajadas durante este tiempo: Expresiones básicas,  expresiones derivadas,  intensidad de la expresión, pelucas y disfraces... (y aún tendríamos que hacer una lámina nueva para estudiar los labios, los ojos y el cuello). Este es el resultado final.

Hay que añadir que, además del trabajo plástico, se trabajan otros aspectos relacionados con la personalidad y la autoestima. En este sentido hay que subrayar el trabajo realizado para que cada  alumno/a acepte el color de su piel  (blanca, negra, morena o amarilla); el tipo de pelo (liso, rizado, largo, corto, etc.), y otras características personales, como la delgadez, la gordura o el hecho de usar gafas. 

Al final están todos, cada uno de un país y de un color diferente, incluso aquella niña que falta a clase con frecuencia y que no suele presentar sus trabajos, o aquella otra que asiste siempre, pero que nunca acaba su tarea a tiempo. Este es el curso de 6º A de este año.

Al final cada niño presenta su retrato al resto de compañeros de la clase y casi todos son reconocidos por los demás. Entendemos que este es el éxito del trabajo, que cada cual se acepte tal como es, que sepa plasmarlo en un papel y que los demás lo reconozcan, lo acepten y lo respeten.

martes, 4 de enero de 2011

HISTORIETA_5




DISFRACES

En esta quinta lámina ya cambiamos las caras, modificamos boca, ojos y cejas y, además, añadimos bigotes, gafas o un peinado especial...

Estos son los resultados (como siempre, es mejor dejar la lámina abierta y que las últimas caras sean inventadas por los alumnos/as).

lunes, 3 de enero de 2011

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PELUCAS

Continuando con el taller de historietas, nos enfrentamos ahora a un juego que consiste en discernir si son caras iguales o diferentes. Al principio parecen diferentes, pero si nos fijamos en los ojos, las cejas y la boca, acabamos admitiendo que es la misma cara. Sólo cambia el peinado, es decir, es la misma persona que cambia de pelucas.

Así nos parecemos a un "empollón", a una "coletitas" o a un "rasta"... Podemos jugar a hacer parejar con los personajes y también es interesante no hacer las ocho caras y dejar las dos últimas para que las complete el alumnos/a con su creatividad.

domingo, 2 de enero de 2011

NOVELA ILUSTRADA


Parece que está de moda la novela gráfica, también llamada novela ilustrada para adultos o, simplemente, album. Se publica en Babelia un artículo interesante de Nuria Barrios sobre el tema, que se titula "Leer con los sentidos", donde nos hace las siguientes recomendaciones (la ilustración  que vemos es de Javier Zabala y aparece en el libro La dama del perrito, de Anton Chéjov):

La divina comedia, de Dante, con ilustraciones de Miquel Barceló. Galaxia Gutenberg. Las aventuras de Huckleberry Finn, de Mark Twain, con ilustraciones de Santi Moix. Galaxia Gutenberg. Panamá o las aventuras de mis siete tíos, de Blaise Cendrars, con ilustraciones de Fabio Zimbres. Media Vaca. Libro de las preguntas, de Pablo Neruda, con ilustraciones de Isidro Ferrer. Media Vaca. Rebelión en la granja, de George Orwell, con ilustraciones de Ralph Steadman. Libros del Zorro Rojo. El gran zoo, de Nicolás Guillén, con ilustraciones de Arnal Ballester. Libros del Zorro Rojo. El barco ebrio y otros poemas, de Arthur Rimbaud, con ilustraciones de Alicia Martínez. Nórdica. Kafka y Borges , con ilustraciones de Verónica Moretta. Nórdica. Coplas a la muerte de mi padre, de Jorge Manrique, con ilustraciones de Juan Carlos Mestre y música de Amancio Prada. Casariego. La declaración de George Silverman, de Charles Dickens, con ilustraciones de Ricardo Cavolo. Periférica.

También en el mismo suplemento, Victoria Fernández nos recomienda libros para niños de manualidades (el artículo se titula "Libros para niños creativos")