miércoles, 31 de enero de 2018

GRIJELMO Y EL VOCABULARIO



Álex Grijelmo es un periodista que se ha especializado en el estudio del léxico. Últimamente ha publicado varios artículos relacionados con el uso partidista que se hace del vocabulario desde la política y así podemos leer "Diccionario de la seducción independentista" (22-11-2017) y "El léxico seductor de Podemos" (30-01-2018)

Hace unos años, en 2007, nos regalaba un libro publicado en formato PDF que se titula "La seducción de las palabras", de la editorial Santillana.

Con todo ello quiero recordar la importancia que tiene trabajar en la escuela el vocabulario y conocer la intención (el sentido o la seducción) de las palabras. Nosotros tratábamos de hacerlo aprovechando la lectura de los libros de la Biblioteca de Aula, como puede verse en estos enlaces:

- Las brujas. Vocabulario (27 de enero de 2015)

- Matilda. Método de trabajo (16 de mayo de 2011)

- La magia más poderosa (22 de junio de 2015)

- Cuentos para jugar (31 de mayo de 2014)

- No te lo tomes al pie de la letra (1 de mayo de 2014)

(Fotografía de Morenatti, publicada en EP el11 de noviembre de 2017)

viernes, 26 de enero de 2018

GIORGIO CHIRICO Y LA METAFÍSICA

En Caixaforum podemos ver la exposición de Giorgio Chirico (1888-1978) (léase Yioryio Quirico) hasta el 18 de febrero. Se inauguró el 23 de noviembre de 2017 y lleva por título "El mundo de Giorgio Chirico, sueño o realidad". Nosotros hemos realizado una visita guiada organizada por la Asociación de Vecinos de Carabanchel (Taller de Historia del Arte, de María Jesús Rueda).

La muestra se estructura en varios temas que siguen un hilo cronológico. Comienza con los retratos y autorretratos que realizará a lo largo de sus 90 años y continúa con las plazas vacías y los maniquíes articulados (años 10), los interiores metafísicos (años 20), los baños misteriosos (años 30), el mundo clásico con los caballos y los gladiadores (años 30) y la historia y la naturaleza (años 40).

Las plazas de Italia son una serie de pinturas que realiza al principio de su creación artística y que se caracterizan por su extraña perspectiva, los pórticos con arcos de medio punto, las esculturas en el centro de la plaza, las torres o chimeneas y la presencia de un tren en la lejanía que recorre el lienzo en horizontal. Son plazas siempre vacías, que dan la sensación de quietud y de eternidad y donde las sombras juegan un papel enigmático. (Nótese que la exposición hace un guiño al pintor y se organiza entorno a una plaza porticada con una escultura en el centro).

Los maniquíes recuerdan su trabajo como escenógrafo en los teatros de la época. Son articulados al principio y luego más humanizados, pero siempre sin brazos, con la cabeza ovoidal y sostenidos con tablones de madera; a veces aparecen cubierto con corazas, con pliegues clásicos y con capas rojas, y en ocasiones guardan objetos en su regazo. Se ubican en espacios con arcos de medio punto o con volutas.

Los interiores metafísicos muestran una perspectiva forzada, el centro lo suele ocupar un especie de columna con objetos incongruentes que forman una pila (armazones de madera, volutas, escuadras, cartabones), el suelo y el techo suele ser de madera y siempre aparecen ventanas y cuadros. Esto último es un recurso para pintar un cuadro dentro del cuadro, que suele ser de tema paisajístico.

Los baños misteriosos los elaboró primero como litografías para  ilustrar un libro de Cocteau en 1934 y luego como pinturas. Reflejan las playas de los años veinte, con sus cabinas para cambiarse de ropa como algo misterioso, con un interior oscuro y unas escaleras que descienden hacia el agua, agua que no es tal agua, sino un suelo de parqué que zigzaguea; personajes extraños, siempre hombres, unos vestidos y otros que muestran el torso, y un paisaje abierto decorado con banderines estivales y, a veces, con cisnes y centauros.

Toda esta etapa, que ocupa los años diez, los veinte y los treinta del siglo XX, se incluye dentro de la pintura surrealista (metafísica, como la llama el autor), pero luego Chirico se separa de esta tendencia y recurre al mundo clásico, naturalezas muertas y paisajes inspirados por el Renacimiento y el Barroco. De esta época es la serie de los gladiadores, que se caracteriza por los cuerpos poco escultóricos, los pliegues de las ropas, la presencia de caballos y el entorno con templos griegos y columnas rotas, reflejo de una época pasada.

Los retratos y autorretratos los elabora a lo largo de toda su vida y por ello a veces utiliza una técnica clásica, propia del Barroco, y otras veces pinta de manera más natural, casi fotográfica, pero siempre intentando reflejar el espíritu del personaje. Es interesante destacar que a Chirico le gustaba mucho vestir con ropajes de épocas pasadas y que con frecuencia se disfrazaba mientras pintaba o daba entrevistas.

El diario El País se hace eco de la exposición en este artículo. ABC hace lo mismo en esta reseña.

jueves, 25 de enero de 2018

ESPERANDO AL REY, DE PERIDIS



JOSÉ MARÍA PÉREZ (PERIDIS)

Esperando al rey. Editorial Espasa. 

Barcelona, 2015

Premio de Novela Histórica Alfonso X el Sabio 2014, convocado por Caja Castilla la Mancha y Espasa Libros.





Según dice el autor en el epílogo "es una novela que cuenta la vida, los amores, los sinsabores, las inquietudes, las aventuras, las creaciones artísticas y la lucha por el trono de unos personajes de carne y hueso..." Efectivamente, la obra trata de la crianza y educación de dos reyes, Fernando, que heredará la corona de León, y Sancho, que heredará la corona de Castilla. Cómo son educados en las cosas de religión, latines y letras, por parte de los obispos y cómo los caballeros los ejercitan en el arte de la guerra. Se muestran las rencillas y traiciones de unos y otros y cómo, a veces, las familias tienen a sus hijos y esposos luchando en bandos contrarios.

Junto a reyes y nobles también desfilan por la novela "gentes del común", en especial los canteros que van levantando iglesias y pórticos para alabar al dios cristiano. A destacar el papel de las mujeres, siempre en un segundo plano pero llevando, en ocasiones, las riendas de los principales problemas. Se refleja el papel que jugaban en la época, darle herederos al rey, tener hijos, el descanso del guerrero, etc. pero también se subraya su destreza en la manufactura de telas y vestidos y en la decoración de algunas esculturas.

La obra se sitúa en el siglo XII (a partir de 1155) y describe la situación de la península y las luchas por el poder. Cita villas y ciudades importantes de la época (Aguilar de Campóo, Carrión, Castrojeriz, Nájera, Sahagún, etc.) y explica algunos monumentos románicos aventurando una explicación a su situación actual (por ejemplo, qué pasó con la mano que le falta al Cristo de Carrión).


El libro aparece ilustrado con mapas (los reinos de la península en 1153, el Camino de Santiago), dibujos de monumentos y letras capitulares para cada capítulo.

Como curiosidad me gustaría mencionar el papel que jugaba el ajedrez en la Edad Media y que Peridis refleja como algo vital en la educación de los príncipes (páginas 208 y 209 y que hemos comentado en la entrada anterior de este blog)

Esta novela, comentada por El País en este artículo, tiene su continuación en otra titulada La maldición de la reina Leonor (Ed. Espasa)

martes, 16 de enero de 2018

EL AJEDREZ EN LA EDAD MEDIA


Empezamos el año insistiendo en la importancia del ajedrez y de sus posibilidades en el aula, como ya hemos indicado en artículos anteriores (El ajedrez como herramienta educativa, del 5 de junio de 2016). Ahora rescatamos un texto de Peridis, en su novela  "Esperando al rey" que ha recibido el Premio de Novela Histórica Alfonso X el Sabio 2014.

Estamos en la segunda mitad del siglo XII y hablan don Nuño, regente de Castilla y don Cerebruno, obispo de Osma y educador y maestro de ajederez del niños Alfonso, futuro rey de Castilla y en litigio con su tío Fernando, rey de León. El noble cuestiona la importancia del ajedrez para la educación del príncipe y el obispo defiende sus virtudes.

-No me diréis que a un niño tan pequeño le place un juego tan sesudo y se sujeta al tablero con paciencia. A mí me gusta jugar rápido. Detesto la demora por mover las piezas –dijo Nuño.

-Él se sienta en el trono cuando se pone ante el tablero porque sabe que es un juego de reyes. Este juego tan antiguo es el único que depende más del ingenio que del azar, y una vez puesto en marcha es como abanico abriéndose con infinitas posibilidades y cerrándose como una tenaza- explicó don Cerebruno.

-Pero es un arte que nada crea, nada deja, a nada conduce, para nada sirve, como una mesa sin patas o una casa sin paredes. Los que juegan al ajedrez son arquitectos de la nada que construyen un edificio sin muros ni tejado. Es una ciencia que no sirve para nada si a nada le llamamos entretener el ocio. Es como música silenciosa -dijo don Nuño.

-Nadie sabe quién lo inventó y su señoría dice que para nada sirve. Esa es su gran paradoja. Cuando no haya reyes sobre la tierra, sus homólogos de madera o de marfil seguirán reinando y guerreando en las teselas blancas y negras. Cuando estos castillos que nos acogen no defiendan nada, siempre habrá torres vigilando las horizontales y verticales. Cuando los monasterios y las catedrales se yergan silenciosos, siempre habrá abades y obispos peregrinando por las diagonales de los tableros. Y cuando la gente se haya olvidado del nombre de los sabios de la Antigüedad, se seguirán preguntando quién fue el ingenioso duende que, para matar su aburrimiento y gastar el tiempo con sus amigos, inventó un juego tan sencillo y divertido que pasa, prácticamente inmutable, de reino a reino y de generación en generación. Decidme, señoría, ¿en qué torneo un niño puede derrotar al más valiente y diestro de los caballeros? ¿O un iletrado al más sabio de los obispos? ¿O un pobre al más rico de los mercaderes? Y todo ello sin levantarse de su asiento.

-¿Y realmente ejercita la mente o más bien la embota? Porque flaco servicio le haríamos a nuestro rey si se aficiona tanto a este juego y gasta más energías en pasear su corona de cuadro en cuadro por los vericuetos del tablero que en recorrer sus reinos de pueblo en pueblo para solaz y consuelo de sus vasallos -replicó don Nuño.

-Con este placentero juego, nuestro pequeño rey ha aprendido cosas tan provechosas como ejercitar la memoria, ordenar la cabeza y tener paciencia o no distraerse -continuó don Cerebrumo-. También a hacer acopio de fuerzas. A distinguir lo principal de lo accesorio y prever las consecuencias de sus actos. No es mala cosa saber adivinar las decisiones del contrario ni ganar batallas parciales para vencer al final. Ni tampoco es cosa baladí conocer el terreno y también al rival. Darse cuenta de que no hay enemigo pequeño porque hasta un peón puede lograr tu captura.

Él sabe ya ser astuto para tender celadas o evitarlas con sentido de la anticipación, y aceptar sacrificios para lograr la victoria o pedir treguas cuando es preferible una salida honrosa que una victoria incierta o una derrota oprobiosa. Y ha aprendido también que, en el tablero, tanto como en la guerra, es muy provechoso ocupar los espacios centrales del tablero para cerrar el paso al enemigo, entretenerlo mientras se preparan ataques en otra parte o dirigir desde ellos operaciones de castigo...


(Páginas 208 y 209 de Esperando al rey, de José María Pérez, Peridis, Editorial Espasa, 2015. Fotografía de un ajedrez de la Edad Media por VABALO)