Lo primero
es darle las gracias a Valentín, que sin dudarlo y en cuanto se lo he propuesto
no ha tenido ningún inconveniente en publicar estas líneas, que viene al hilo
de su entrada del día 19, donde nos dice lo importante que es la colaboración
de padres y profesores. Aunque esta historia ocurre en otro colegio público de
Madrid.
Este artículo va dirigido en general a todos los alumnos, profesores y padres, y en particular va dedicado a una gran maestra, Ana. La historia que relato es una relación de alumna/profesora/madre. Al padre no es que le queramos dejar aparte, pero su horario de trabajo no era compatible con el horario escolar.
Por mi horario laboral nunca pude tener contacto con el colegio de mis hijos hasta hace cinco años, que cambió mi jornada y empecé a conocer a sus profesores, a sus compañeros de clase y a sus padres. Mi hija estaba en quinto y mi hijo en tercero de infantil y, entonces, empecé a frecuentar más el centro. Por problemas de salud de mi hija Esther tuve que tener ese año una relación constante con la tutora.
Ella me
recibía sin ningún problema a cualquier hora que tenía disponible, incluso un
ratito al acabar la clase y siempre con una gran sonrisa. Tuve un gran apoyo y
comprensión por su parte. Al acabar mi hija sexto curso, ya se tenía que ir al
instituto y le escribimos a Ana una tarjeta de despedida, era un día muy
triste. Al día de hoy Esther sigue visitando su antiguo colegio y le encanta
seguir entrando en su clase y encontrarse aún pegadas en las paredes cosas
elaboradas por su curso, por ella misma y sus compañeros de aquel año.
A veces los padres tenemos una imagen algo distorsionada de los profesores, pero son más cercanos de lo que nos creemos. Ellos forman una parte muy importante en las vidas de nuestros hijos. Pero sinceramente y como en todos los oficios, los hay mejores y peores. Los maestros marcarán a nuestros hijos para siempre. Ana, para mí es la mejor tutora que ha podido tener mi hija. La valoro enormemente tanto como profesora, amiga y persona. Aquí agradezco públicamente su profesionalidad, dedicación y su apoyo. Tuve la gran suerte de conocerla. A través de ella, conocí un poquito más la impresionante tarea que realizan los profesores con nuestros hijos.
A veces los padres tenemos una imagen algo distorsionada de los profesores, pero son más cercanos de lo que nos creemos. Ellos forman una parte muy importante en las vidas de nuestros hijos. Pero sinceramente y como en todos los oficios, los hay mejores y peores. Los maestros marcarán a nuestros hijos para siempre. Ana, para mí es la mejor tutora que ha podido tener mi hija. La valoro enormemente tanto como profesora, amiga y persona. Aquí agradezco públicamente su profesionalidad, dedicación y su apoyo. Tuve la gran suerte de conocerla. A través de ella, conocí un poquito más la impresionante tarea que realizan los profesores con nuestros hijos.
Si tenemos
un problema y el maestro es realmente profesional y está dispuesto a colaborar,
toda nuestra tarea como padres también se lleva mucho mejor. Es indispensable en
muchos casos los consejos del profesor y una buena coordinación con los padres
y los alumnos. Aún sigue pensando mucha gente: “Qué bien viven los profesores,
con tantas vacaciones….” Ahora sé realmente todo el trabajo que hacen, lo que se
preocupan por nuestros hijos, no les importa quedarse sin su propio descanso de
recreo para poder explicarles a nuestros hijos algo que no han entendido, las
horas que les lleva trabajar en casa fuera del horario escolar…
A través de
este blog también estoy aprendiendo mucho sobre la educación y la proximidad de
los profesores y alumnos. Gracias Ana y gracias Valentín.
Un abrazo
enorme
Mª Ángeles
(La foto se publicó en El País del 12 de marzo de 2015: "Padres en busca de la mejor educación para sus hijos")
No hay comentarios:
Publicar un comentario