domingo, 19 de enero de 2014

EL CONVENTIN




Dejamos Villaviciosa y seguimos una carretera que cruza prados y montes mientras pensamos cómo llegarían hasta aquí aquellos monjes en el siglo IX para construir esta iglesia. Cuando por fin la encontramos sentimos una gran admiración. Es una iglesia pequeña y de proporciones armoniosas situada en el fondo del valle y rodeada de verde.

Construida en sillarejo y con sillares en las esquinas, está orientada con la cabecera hacia oriente. Los contrafuertes, además de ayudar a mantener su elevada altura (para la época) hacen una función decorativa, proporcionando movimiento y volumen al conjunto. Destaca una especie de galería porticada en el lado sur que tiene acceso desde el exterior.

La fachada occidental tiene tres cuerpos de distinta altura, lo que se corresponde en el interior con una nave central y dos laterales. En el exterior se observa una puerta con arco de medio punto que se apoya en dos columnas. Sobre el arco aparece una ventana con dos arquitos de herradura rodeados de un alfiz y sobre la ventana, la cruz de la victoria con los signos Alfa y Omega (símbolo del último rey asturiano, Alfonso III el Magno, 866-910).

La fachada oriental sigue la misma estructura de tres cuerpos, si bien el central sobresale más, dando lugar a una especie de ábside. En este ábside aparecen dos ventana, la inferior está dividida en tres arquitos de herradura, decorados con un sogueado y alfiz (a destacar los capiteles con hojas de palma nervados). La ventana superior está divida en dos arcos de herradura y tiene la misma decoración. Esta ventana superior se abre en la cámara oculta, un espacio que aparece en las iglesias astures y sobre cuya función se ha especulado mucho ya que no tiene acceso desde el interior. Los ábsides laterales también tienen una ventana, con el arco de medio punto de ladrillo.

En la fachada sur aparece una galería porticada que tiene una bóveda de medio cañón apoyada en arcos fajones que apean sobre columnas adosadas. La galería asoma a la fachada principal con una preciosa celosía original de influencia cordobesa (una doble hilera de círculos a modo de tallos ascendentes). Destaca también la otra celosía, que no es original sino copia de la que se encuentra en el Museo Arqueológico de Asturias.

La galería aparece interrumpida por un cuerpo más elevado que tiene acceso desde el interior del templo y que al exterior ofrece una ventana divida en dos arcos de herradura. La galería continúa con un cuerpo abovedado (la llamada capilla de los Obispos, porque contiene una lápida que cita el nombre de los siete obispos que asistieron a la fundación de la iglesia).

El templo tiene planta basilical, con tres naves separadas por cuatro arcos y cabecera con tres ábsides (ver plano). Se accede al interior desde la puerta occidental, que tiene un pórtico con dos habitaciones cuya función se desconoce. Sobre este pórtico está la tribuna real. De las naves destaca la central, más ancha y más alta y que está iluminada por ventanas abiertas a cada lado. Parece que la cabecera tenía originariamente un iconostasio porque aún se aprecian las huellas de la separación.

En definitiva, San Salvador de Valdediós es una pequeña joya que responde al esquema de las iglesias asturianas de la época (que siguen el modelo de las basílicas romanas): Un pórtico de entrada con dos cámaras laterales; el interior de tres naves (con una tribuna destinada a los monarcas y la nobleza); la cabecera con tres espacios, que se tapaban en el momento de la consagración (iconostasio), y una cámara secreta sin acceso desde el interior.

(Elaborado a partir de “Guía del prerrománico” de Jaime Cobreros, Anaya, Madrid, 2005).

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