Estudiaba en una escuela unitaria, había chicos por un lado, con el maestro, y chicas, por otro lado, con la maestra. Era una escuela unitaria porque en la clase convivíamos alumnos de 6 a 14 años (en los pueblos grandes y en las ciudades ya empezaban a organizarse escuelas graduadas, pero nosotros pertenecíamos al mundo rural y todo era diferente). A los 11 o 12 años los chicos solían dejar la escuela para empezar a ayudar a su padre en el campo o bien se ponían a trabajar con 14 años.
Lo que pasó a continuación lo cuenta muy bien Antonio Muñoz Molina en su artículo "Querido Luis" de El País Semanal del domingo 3 de abril.
Resaltar una frase del artículo que a los maestros nos hace mucha ilusión: "Afortunadamente tú y yo volvimos a vernos 20 años después de que yo dejara la escuela en la que había sido alumno tuyo, y tuve la oportunidad de recordarte y agradecerte algo que hiciste por mí, y que podías haber olvidado"
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