lunes, 12 de septiembre de 2011

CARAVAGGIO



Ya sólo queda una semana para poder admirar en Madrid esta obra de Caravaggio. Interesante el artículo publicado en EP de ayer, 11 de septiembre de 2011, firmado por M. José Díaz de Tuesta y que reproducimos a continuación:

Sin ánimo de estresar, que sería una de las peores condiciones para contemplar como se merece el maestro de la luz, no está de más recordar que quedan pocos días para que El descendimiento de la cruz, pintado hacia 1602-1604 por Caravaggio, retorne a su lugar de origen, los Museos Vaticanos, que por primera vez han prestado una de sus joyas más preciadas. La tela llegó al Prado, como parte del programa La obra invitada (y para animar la visita papal) hace casi dos meses y se despedirá de la pinacoteca madrileña el próximo 18. Mientras nos ha dejado entrever un poco más de aquel maestro del barroco, nacido en Milán, hombre polémico, revolucionario, con una vida corta (tan solo llegó a los 31 años), pero intensa.

Esta tela, a la que la crítica unánime no puso ningún reparo -otras obras de Caravaggio no se libraron de algún reproche-, fue pintada inicialmente para la capilla de Gerolamo Vitrice en la Chiesa Nuova de Roma, situada frente al Corso Vittorio Emanuele II. Luego salió hacia París de la mano de las tropas napoleónicas en 1797, y fue recuperada por los Museos Vaticanos.

Como destaca Andrés Úbeda de los Cobos, jefe de Conservación de Pintura Italiana y Francesa hasta 1700 del Museo del Prado, la escena representa el cuerpo de Cristo portado por Nicodemo -"la figura más próxima al espectador y quien le introduce en el cuadro al dirigir su mirada hacia todos nosotros"- y san Juan, quienes lo depositan en la pieza de piedra donde será embalsamado. Detrás, tres mujeres: la Virgen, "con actitud contenida", y María Magdalena y María de Cleofás, que expresan todo el dramatismo de la obra.
 

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