Hoy os presentamos un experimento con el que hay que tener mucha paciencia. Tiene que ver con las mezclas que hacíamos unos días atrás y consiste en unir sal con agua. Como veréis obtenemos una mezcla homogénea (es aquella en la que no diferenciamos los componentes, pero sabemos que hay sal por el sabor del agua).
Ahora queremos separar ambos componentes de la mezcla. Para ello aplicamos calor, pero no directamente sino únicamente con el calor ambiental.
Así conseguimos que el agua se evapore (recordad lo estudiado sobre los cambios de estado) y en el recipiente se queda la sal. Para obtener los cristales perfectos tenemos que saturar la mezcla (es decir, echar mucha sal) y luego debemos esperar mucho tiempo (quizá una semana o más y sin mover el recipiente)
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