LA NAJARRA DESDE LA MORCUERA

 

En este enlace podéis ver algunas fotos de la senda. 

Se trata de otra subida en solitario, en este caso para llegar a la Najarra (2021 m.), el último pico de la Cuerda Larga (o el primero, como dicen en Miraflores). Dejamos el coche en el Puerto de la Morcuera, a 1796 m. y subimos unos cien metros por la carretera (ahora han construido un refugio en el puerto y han habilitado un paseo con escaleras para evitar la carretera). 

Nada más pasar la puerta de la cerca de madera giramos a la izquierda y buscamos una valla metálica que nos acompañará en el ascenso (siempre a la izquierda en este primer tramo). En esta primera parte cubrimos casi todo el desnivel, de más de 300 m.  Primero llegamos a una zona de rocas donde podemos volver la vista y disfrutar del valle del Lozoya y más adelante hacemos cumbre en la Najarra, donde nos saludan las cabras montés y podemos ver la vertiente sur, con el embalse de Santillana y, al fondo, Madrid. 

A partir de entonces comienza un suave descenso hasta el refugio, que está en bastante mal estado (sería conveniente que las autoridades competentes hicieran algo). Luego el descenso es más pronunciado, nosotros vamos cresteando hasta llegar al Collado de la Najarra, viendo de frente el Pico de Bailanderos y la Cuerda Larga. Desde el collado bajamos hacia el puerto. El punto al que queremos llegar se ve al final del valle, pero el camino hasta allí no está tan claro, así que empezamos a descender campo a través siguiendo el cauce de los arroyos para llegar otra vez al Puerto de la Morcuera. 

La senda no es larga, unos 6 km, pero tiene una fuerte subida al principio y el suelo es camino de montaña, con una parte pedregosa antes de llegar al collado. Se hace en menos de 4 horas. Las vistas son espectaculares y es habitual ver cabras, a veces en rebaños numerosos. He subido el 22 de septiembre y hacía bastante frío por lo que es recomendable llevar siempre guantes, pañuelo y ropa de abrigo.

En la siguiente web encontraréis más información para preparar la marcha, incluso si la queréis hacer con nieve, LosK2delasKumbres

DE MAJAVILÁN A LA CAMORCA

 

A finales de julio me acerqué a la Camorca en solitario, tenía ganas de caminar y de cansarme. Me traía buenos recuerdos, más aún después de charlar con un caminante que iniciaba el Camino de Santiago. Al llegar a la cima tomé el bocadillo con un ciclista que venía de Segovia y que estaba encantado con las vistas que se apreciaban.

Recordaba que ya habíamos hecho esta senda con Jacinto y Jesús León, de Amigos de la Montaña, en 2013 y luego leí la reseña en este blog. 

Es interesante no confundir el cerro de la Camorca con la garganta de la Camorza, que está en la Pedriza y que hemos visitado en muchas ocasiones con los niños y niñas del colegio (la última en 2016)

En este enlace podéis ver una presentación con las fotos de la marcha.

MADAME ZBOROWSKA, DE MODIGLIANI

 

Después del Arlequín de Picasso tenía ganas de enfrentarme a otra pintura en solitario, sin los consejos de la profesora, y la verdad es que el lienzo en blanco da cierto vértigo. Bien el dibujo y el encaje, pero a la hora de distinguir colores echaba de menos aquellas opiniones de "Ahí hay un rojo" cuando tú sólo veías azul y negro. Eso me supuso muchas rectificaciones porque cada vez que me ponía delante de la pintura apreciaba colores y matices diferentes... Después de muchos retoques y más de 15 horas de trabajo, este es el resultado.

En este enlace podéis ver el proceso de creación, empezando por el dibujo, los colores del fondo y a la izquierda para no manchar después el lienzo (la cortina y el fondo), la cara y la blusa. Hay que añadir que la foto de que copiaba es, en realidad, un detalle porque no recoge en su totalidad las dimensiones del original sino que lo recorta por ambos lados. 

En 2008 el museo Thyssen-Bornemisza de Madrid organizó una exposición titulada "Modigliani y su tiempo", con tal motivo editó una guía didáctica escrita por Ana Moreno y en la que podemos leer sobre esta pintura: "Madame Zborowska aparece sobre un fondo neutro, íntimo y sin detalles... La expresión del personaje subraya un estado melancólico, que lo transmite a través de la inclinación leve de la cabeza y la gama de colores... Modigliani crea la sensación de espacio a través de dos elementos en la composición: el leve giro en diagonal del personaje y una mínima sombre proyectada sobre la pared"

Más adelante añade: "Los retratos que realiza a partir de 1918 son los que se identifican plenamente con el lenguaje plástico de Modigliani. En ellos aparecen los rostros ovalados, los cuellos estilizados y exageradamente alargados, los ojos almendrados y azules que parecen mirarnos desde el lienzo y las bocas cerradas y pequeñas".