Bichos en clase es un blog inspirado en el trabajo diario con los alumnos y alumnas de un colegio de Madrid. Aquí se muestran sus escritos, sus dibujos y sus excursiones. A partir de 2017 se centra más en cosas del profe como literatura, arte, senderismo, etc.
lunes, 29 de diciembre de 2014
UN GRAN MAESTRO
Estos días se habla de César Bona, un maestro de Zaragoza que sigue una metodología especial con sus alumnos y alumnas. Ha sido elegido como candidato para mejor profesor de España para los Globe Teacher Prize, una especie de Nobel de la enseñanza.
En este artículo de "El periódico" podéis conocer cosas sobre él.
En este otro enlace podéis ver algunos vídeos sobre este profesor.
Con su forma de hacer creo que se fijan los objetivos, contenidos y metodología que toda programación diáctica debe tener en cuenta, más ahora que, con la nueva ley educatva, tanto se habla de estándares de aprendizaje.
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educación,
personaje,
solidaridad
domingo, 21 de diciembre de 2014
EL PLACER DE ESTUDIAR
El pasado verano leía este artículo de Almudena Grandes, "El secreto de Edu", (EPS del 10 de agosto de 2014) y me acordaba de mis alumnos y de ese intento de muchos profesores por transmitirles el amor por el estudio, el placer de leer, la curiosidad por descubrir cosas nuevas... Almudena Grandes lo cuenta muy bien. (La ilustración corresponde a la celebración del Día del Libro de 2014, celebrada en el colegio).
Se despertó dos minutos antes de que sonara la alarma del móvil, y la desconectó corriendo, con esa sensación extraña, tan parecida a la mala conciencia, que le asaltaba cada mañana a la misma hora. Se levantó sin hacer ruido y bajó las escaleras de puntillas, asombrado de que, un día más, el resto de su familia siguiera durmiendo. Después de desayunar, se quedó un rato sentado en la terraza, oyendo el ruido del mar a lo lejos. Entonces pulsó una tecla del móvil, miró la hora y se asustó. Ya eran las nueve y media, y no tenía tiempo que perder.
Volvió a subir las escaleras de puntillas, entró en su cuarto sin hacer ruido, recogió su botín y se instaló con él en una esquina del salón, ante la mesa de comedor que nunca utilizaban en verano aunque ocupaba uno de los lugares más frescos y mejor ventilados de la casa. Allí desplegó bolis, carpetas, folios en blanco, rotuladores de todos los colores, y empezó su jornada. Si fuera capaz de hacer el esquema completo del tema tres en una sola hoja estaría muy bien, pensó, y a eso se dispuso. A las diez y cuarto, cuando oyó los pasos de su madre sobre las escaleras, estaba tan absorto que ni siquiera levantó el boli del papel.
–Edu… –ella abrió la puerta despacio, casi con miedo, la misma cara de susto de todas las mañanas–. ¿Qué haces?
–Pues estudiar, mamá… –él sonrió, y giró la cabeza para recibir y dar a cambio el primer beso del día–. ¿No lo ves?
–Ya, ya… –asintió ella con un gesto de preocupación–. Lo que pasa… ¿Tú estás bien, hijo?
–Claro, mami, muy bien. No te preocupes, pero déjame, anda, que tengo mucho que hacer.
La misma escena, la misma conversación, se habían repetido un día tras otro durante las últimas semanas. Aquel no fue una excepción, y mientras avanzaba en el resumen del tema tres, Edu recibió una visita de su padre, breve, respetuosa, casi protocolaria, otra de su hermana, que dijo hola y desapareció y, por último, al filo de la hora de comer, la de su hermano mayor, que se burló de él como de costumbre.
–Va, Edu, a mí puedes decirme la verdad. ¿Te has dado un golpe en la cabeza? ¿Te han abducido unos extraterrestres mientras dormías? ¿Te has enamorado de una empollona y estás echando carreras para seducirla?
–Que me dejes.
–Que tú no estás bien, tío, que a ti te pasa algo. Dime lo que es, anda, si sólo quiero ayudar…
Descontando los viajes a la nevera en busca de agua fría, y los correspondientes paseos hasta el cuarto de baño, no se levantó de la silla hasta la hora de comer. Allí se repitieron los elogios diarios de padre y madre, las cotidianas burlas de hermano y hermana, las preguntas de siempre, pero él no contestó a ninguna.
–Voy a echarme una siestecita que luego tengo mucho que hacer –se limitó a anunciar después de contribuir a recoger la mesa.
–Vale –aprobó su madre-, pero te llamo cuando bajemos a la playa, ¿no? Para dar un paseo, aunque sea…
–¡Uy! Me parece que hoy no voy a poder ir, mamá… –empezó, para que sus hermanos acabaran la frase entre risas.
–¡Es que tengo mucho que estudiar!
Él les miró, sonrió, y estuvo a punto de decirles la verdad, pero se mordió la lengua en el último instante. Era todo tan raro, tan misteriosamente vergonzoso, que no sabía si podría contarlo en voz alta alguna vez.
Lo suyo siempre había sido otra cosa, cada seis meses una distinta, eso sí, pero siempre otra. Primero la batería, luego el skate, luego militar en la extrema izquierda, luego pasear a los perros de los vecinos para sacarse una pasta, luego hacerse hooligan de un equipo de segunda división, luego fumar porros en el parque, luego dedicarse a las artes marciales, luego tocar una guitarra eléctrica, luego cocinar en una casa ocupada, luego… Ya ni se acordaba de lo que hizo luego, pero estudiar, nunca, o mejor dicho, casi nunca, porque siempre había pasado de curso, pero siempre en septiembre, aprobando tres o cuatro de milagro después de un atracón infernal en el que la velocidad a la que se aprendía los libros sólo era comparable al odio que le inspiraban.
Hasta que en el último curso se pasó. Hasta que comprendió que iba a suspenderlas todas y cuando le quedaba menos de un mes, se propuso estudiar de una manera distinta, con orden, con método, con un horario determinado. Entonces sucedió. Al final sólo consiguió aprobar tres, pero ya le daba lo mismo, porque estaba en posesión de un secreto infame y precioso que no podía compartir con nadie, la respuesta a todas las preguntas a las que no sería capaz de responder este verano.
Edu había descubierto que le gustaba estudiar, pero estaba dispuesto a llevarse ese secreto a la tumba.
Se despertó dos minutos antes de que sonara la alarma del móvil, y la desconectó corriendo, con esa sensación extraña, tan parecida a la mala conciencia, que le asaltaba cada mañana a la misma hora. Se levantó sin hacer ruido y bajó las escaleras de puntillas, asombrado de que, un día más, el resto de su familia siguiera durmiendo. Después de desayunar, se quedó un rato sentado en la terraza, oyendo el ruido del mar a lo lejos. Entonces pulsó una tecla del móvil, miró la hora y se asustó. Ya eran las nueve y media, y no tenía tiempo que perder.
Volvió a subir las escaleras de puntillas, entró en su cuarto sin hacer ruido, recogió su botín y se instaló con él en una esquina del salón, ante la mesa de comedor que nunca utilizaban en verano aunque ocupaba uno de los lugares más frescos y mejor ventilados de la casa. Allí desplegó bolis, carpetas, folios en blanco, rotuladores de todos los colores, y empezó su jornada. Si fuera capaz de hacer el esquema completo del tema tres en una sola hoja estaría muy bien, pensó, y a eso se dispuso. A las diez y cuarto, cuando oyó los pasos de su madre sobre las escaleras, estaba tan absorto que ni siquiera levantó el boli del papel.
–Edu… –ella abrió la puerta despacio, casi con miedo, la misma cara de susto de todas las mañanas–. ¿Qué haces?
–Pues estudiar, mamá… –él sonrió, y giró la cabeza para recibir y dar a cambio el primer beso del día–. ¿No lo ves?
–Ya, ya… –asintió ella con un gesto de preocupación–. Lo que pasa… ¿Tú estás bien, hijo?
–Claro, mami, muy bien. No te preocupes, pero déjame, anda, que tengo mucho que hacer.
La misma escena, la misma conversación, se habían repetido un día tras otro durante las últimas semanas. Aquel no fue una excepción, y mientras avanzaba en el resumen del tema tres, Edu recibió una visita de su padre, breve, respetuosa, casi protocolaria, otra de su hermana, que dijo hola y desapareció y, por último, al filo de la hora de comer, la de su hermano mayor, que se burló de él como de costumbre.
–Va, Edu, a mí puedes decirme la verdad. ¿Te has dado un golpe en la cabeza? ¿Te han abducido unos extraterrestres mientras dormías? ¿Te has enamorado de una empollona y estás echando carreras para seducirla?
–Que me dejes.
–Que tú no estás bien, tío, que a ti te pasa algo. Dime lo que es, anda, si sólo quiero ayudar…
Descontando los viajes a la nevera en busca de agua fría, y los correspondientes paseos hasta el cuarto de baño, no se levantó de la silla hasta la hora de comer. Allí se repitieron los elogios diarios de padre y madre, las cotidianas burlas de hermano y hermana, las preguntas de siempre, pero él no contestó a ninguna.
–Voy a echarme una siestecita que luego tengo mucho que hacer –se limitó a anunciar después de contribuir a recoger la mesa.
–Vale –aprobó su madre-, pero te llamo cuando bajemos a la playa, ¿no? Para dar un paseo, aunque sea…
–¡Uy! Me parece que hoy no voy a poder ir, mamá… –empezó, para que sus hermanos acabaran la frase entre risas.
–¡Es que tengo mucho que estudiar!
Él les miró, sonrió, y estuvo a punto de decirles la verdad, pero se mordió la lengua en el último instante. Era todo tan raro, tan misteriosamente vergonzoso, que no sabía si podría contarlo en voz alta alguna vez.
Lo suyo siempre había sido otra cosa, cada seis meses una distinta, eso sí, pero siempre otra. Primero la batería, luego el skate, luego militar en la extrema izquierda, luego pasear a los perros de los vecinos para sacarse una pasta, luego hacerse hooligan de un equipo de segunda división, luego fumar porros en el parque, luego dedicarse a las artes marciales, luego tocar una guitarra eléctrica, luego cocinar en una casa ocupada, luego… Ya ni se acordaba de lo que hizo luego, pero estudiar, nunca, o mejor dicho, casi nunca, porque siempre había pasado de curso, pero siempre en septiembre, aprobando tres o cuatro de milagro después de un atracón infernal en el que la velocidad a la que se aprendía los libros sólo era comparable al odio que le inspiraban.
Hasta que en el último curso se pasó. Hasta que comprendió que iba a suspenderlas todas y cuando le quedaba menos de un mes, se propuso estudiar de una manera distinta, con orden, con método, con un horario determinado. Entonces sucedió. Al final sólo consiguió aprobar tres, pero ya le daba lo mismo, porque estaba en posesión de un secreto infame y precioso que no podía compartir con nadie, la respuesta a todas las preguntas a las que no sería capaz de responder este verano.
Edu había descubierto que le gustaba estudiar, pero estaba dispuesto a llevarse ese secreto a la tumba.
sábado, 20 de diciembre de 2014
QUÉ ENSEÑAR
Hace unos días leía un artículo de Borja
Vilaseca en El País Semanal (La
educación exige emociones) que plantea algunas cuestiones sobre educación
que me parecen interesantes. Aunque no comparto al 100% las opiniones que en él
aparecen, creo que sí puede servir para abrir un debate sobre el tema.
¿Estamos educando a las nuevas generaciones para vivir en un mundo que
ya no existe? El sistema pedagógico parece haberse estancado en la era
industrial en la que fue diseñado. La consigna respecto al colegio ha venido
insistiendo en que hay que “estudiar mucho”, “sacar buenas notas” y,
posteriormente, “obtener un título universitario”. Y eso es lo que muchos han
procurado hacer. Se creyó que, una vez finalizada la etapa de estudiantes,
habría un “empleo fijo” con un “salario estable”.
Pero dado que la realidad laboral ha cambiado, estas
consignas académicas han dejado de ser válidas. De hecho, se han convertido en
un obstáculo que limita las posibilidades profesionales. Y es que las escuelas
públicas se crearon en el siglo XIX para convertir a campesinos analfabetos en
obreros dóciles, adaptándolos a la función mecánica que iban a desempeñar en
las fábricas. Tal como apunta el experto mundial en educación Ken Robinson,
“los centros de enseñanza secundaria contemporáneos siguen teniendo muchos
paralelismos con las cadenas de montaje, la división del trabajo y la
producción en serie impulsadas por Frederick Taylor y Henry Ford”.
Si bien la fórmula pedagógica actual permite que los estudiantes aprendan a leer, escribir y hacer cálculos matemáticos, “la escuela mata nuestra creatividad”. A lo largo del proceso formativo, la gran mayoría pierde la conexión con esta facultad, marginando por completo el espíritu emprendedor. Y como consecuencia, se empiezan a seguir los dictados marcados por la mayoría, un ruido que impide escuchar la propia voz interior.
Si bien la fórmula pedagógica actual permite que los estudiantes aprendan a leer, escribir y hacer cálculos matemáticos, “la escuela mata nuestra creatividad”. A lo largo del proceso formativo, la gran mayoría pierde la conexión con esta facultad, marginando por completo el espíritu emprendedor. Y como consecuencia, se empiezan a seguir los dictados marcados por la mayoría, un ruido que impide escuchar la propia voz interior.
Cada vez más adolescentes sienten que el
colegio no les aporta nada útil ni práctico para afrontar los problemas de la
vida cotidiana. En vez de plantearles preguntas para que piensen por sí mismos,
se limitan a darles respuestas pensadas por otros, tratando de que los alumnos
amolden su pensamiento y su comportamiento al canon determinado por el orden
social establecido.
Del mismo modo que la era industrial creó su propia
escuela, la era del conocimiento emergente requiere de un nuevo tipo de
colegio. Básicamente porque la educación industrial ha quedado desfasada. Sin
embargo, actúa como un enfermo terminal que niega su propia enfermedad. Ahogada
por la burocracia, la evolución del sistema educativo público llevará mucho
tiempo en completarse. Según Robinson, “ahora mismo sigue estando compuesto por
tres subsistemas principales: el plan de estudios (lo que el sistema escolar
espera que el alumno aprenda), la pedagogía (el método mediante el cual el
colegio ayuda a los estudiantes a hacerlo) y la evaluación, que vendría a ser
el proceso de medir lo bien que lo están haciendo”.
La mayoría de los movimientos de reforma se centran en
el plan de estudios y en la evaluación. Sin embargo, “la educación no necesita
que la reformen, sino que la transformen”, concluye este experto. En vez de
estandarizar la educación, en la era del conocimiento va a tender a
personalizarse. Esencialmente porque uno de los objetivos es que los chavales
descubran por sí mismos sus dones y cualidades individuales, así como lo que
verdaderamente les apasiona.
En el marco de este nuevo paradigma educativo está emergiendo con fuerza la “educación emocional”. Se trata de un conjunto de enseñanzas, reflexiones, dinámicas, metodologías y herramientas de autoconocimiento diseñadas para potenciar la inteligencia emocional. Es decir, el proceso mental por medio del cual los niños y jóvenes puedan resolver sus problemas y conflictos emocionales por sí mismos, sin intermediarios de ningún tipo.
En el marco de este nuevo paradigma educativo está emergiendo con fuerza la “educación emocional”. Se trata de un conjunto de enseñanzas, reflexiones, dinámicas, metodologías y herramientas de autoconocimiento diseñadas para potenciar la inteligencia emocional. Es decir, el proceso mental por medio del cual los niños y jóvenes puedan resolver sus problemas y conflictos emocionales por sí mismos, sin intermediarios de ningún tipo.
La base pedagógica de esta educación en auge está
inspirada en el trabajo de grandes visionarios del siglo XX como Rudolf
Steiner, María Montessori u Ovide Decroly. Todos ellos comparten la visión de
que el ser humano nace con un potencial por desarrollar. Y que la función
principal del educador es acompañar a los niños en su proceso de aprendizaje,
evolución y madurez emocional. En esta misma línea se sitúan los programas de
la educación lenta, libre y viva que están consolidándose como propuestas
pedagógicas alternativas dentro del sistema. Eso sí, el gran referente del
siglo XXI sigue siendo la escuela pública de Finlandia, país que lidera el
ranking elaborado por el informe PISA.
La educación emocional está comprometida
con promover entre los jóvenes una serie de valores que permitan a los chavales
descubrir su propio valor, pudiendo así aportar lo mejor de sí mismos al
servicio de la sociedad. Entre estos destacan:
Autoconocimiento. Conocerse
a uno mismo es el camino que conduce a saber cuáles son las limitaciones y
potencialidades de cada uno, y permite convertirse en la mejor versión de uno
mismo.
Responsabilidad. Cada
uno de nosotros es la causa de su sufrimiento y de su felicidad. Asumir la
responsabilidad de hacerse cargo de uno mismo en el plano emocional y económico
es lo que permite alcanzar la madurez como seres humanos y realizar el
propósito de vida que se persiga.
Autoestima. El mundo no se ve como es, sino como es cada uno de quienes lo observan. De ahí que amarse a uno mismo resulte fundamental para construir una percepción más sabia y objetiva de los demás y de la vida, nutriendo el corazón de confianza y valentía para seguir un propio camino.
Autoestima. El mundo no se ve como es, sino como es cada uno de quienes lo observan. De ahí que amarse a uno mismo resulte fundamental para construir una percepción más sabia y objetiva de los demás y de la vida, nutriendo el corazón de confianza y valentía para seguir un propio camino.
Felicidad. La
felicidad es la verdadera naturaleza del ser humano. No tiene nada que ver con
lo que se tiene, con lo que se hace ni con lo que se consigue. Es un estado
interno que florece de forma natural cuando se logra recuperar el contacto con
la auténtica esencia de cada uno.
Amor. En
la medida que se aprende a ser feliz por uno mismo, de forma natural se empieza
a amar a los demás tal como son y a aceptar a la vida tal como es. Así, amar es
sinónimo de tolerancia, respeto, compasión, amabilidad y, en definitiva, dar lo
mejor de nosotros mismos en cada momento y frente a cualquier situación.
Talento. Todos
tenemos un potencial y un talento innato por desarrollar. El centro de la
cuestión consiste en atrevernos a escuchar la voz interior, la cual, al ponerla
en acción, se convierte en nuestra auténtica vocación. Es decir, aquellas
cualidades, fortalezas, habilidades y capacidades que permiten emprender una
profesión útil, creativa y con sentido.
Bien común. Las
personas que han pasado por un profundo proceso de autoconocimiento se las
reconoce porque orientan sus motivaciones, decisiones y acciones al bien común
de la sociedad. Es decir, aquello que hace a uno mismo y que además hace bien
al conjunto de la sociedad, tanto en la forma de ganar como de gastar dinero.
En vez de seguir condicionando y limitando la mente de l as nuevas generaciones, algún día –a lo largo de esta era– los colegios harán algo revolucionario: educar. De forma natural, los niños se convertirán en jóvenes con autoestima y confianza en sí mismos. Y estos se volverán adultos conscientes, maduros, responsables y libres, con una noción muy clara de quiénes son y cuál es su propósito en la vida. El rediseño y la transformación del sistema educativo son, sin duda alguna, unos de los grandes desafíos contemporáneos. Que se hagan realidad depende de que padres y educadores se conviertan en el cambio que quieren ver en la educación
En vez de seguir condicionando y limitando la mente de l as nuevas generaciones, algún día –a lo largo de esta era– los colegios harán algo revolucionario: educar. De forma natural, los niños se convertirán en jóvenes con autoestima y confianza en sí mismos. Y estos se volverán adultos conscientes, maduros, responsables y libres, con una noción muy clara de quiénes son y cuál es su propósito en la vida. El rediseño y la transformación del sistema educativo son, sin duda alguna, unos de los grandes desafíos contemporáneos. Que se hagan realidad depende de que padres y educadores se conviertan en el cambio que quieren ver en la educación
Libro
¡Esta casa no es unhotel!
Irene Orce (Grijalbo)
Este libro es un manual de educación emocional para padres de adolescentes. Está escrito desde la perspectiva de los chavales, y su intención es proporcionar claves y herramientas para que los adultos aprendan a crear puentes más constructivos con sus hijos.
Documental
La educación prohibida
¡Esta casa no es unhotel!
Irene Orce (Grijalbo)
Este libro es un manual de educación emocional para padres de adolescentes. Está escrito desde la perspectiva de los chavales, y su intención es proporcionar claves y herramientas para que los adultos aprendan a crear puentes más constructivos con sus hijos.
Documental
La educación prohibida
Un documental que propone cuestionar las lógicas de la
escolarización moderna y la forma de entender la educación, visibilizando
experiencias educativas diferentes, que plantean la necesidad de un nuevo
paradigma educativo.
viernes, 19 de diciembre de 2014
FELIZ NAVIDAD
"Da igual quién seas o qué aspecto tengas mientras alguien te quiera" (Roalh Dahl, Las brujas)
jueves, 18 de diciembre de 2014
CÓMICS
Este es el trabajo realizado en Plástica durante el primer trimestre con los alumnos y alumnas de 6º de Primaria. Nos hemos centrado en el estudio del cómic y en la primera lámina estudiamos cómo dibujar una cara a partir de un huevo (proporciones, colocación de los ojos, la nariz, las orejas y la expresión en boca y cejas).
La segunda lámina plantea la exageración en las expresiones, el paso de la sonrisa a la risa, de la seriedad al enfado... En la tercera lámina estudiamos el papel que juegan los complementos (a una misma cara le colocamos diferentes pelucas). Luego, en la cuarta lámina, dibujamos a diferentes personajes. En la quinta leemos cómics conocidos (Mortadelo y Filemón, Mafalda, etc.).
Terminamos dibujando un autorretrato, que nos sirve para conocer cómo se ve a sí mismo cada alumno y cómo se refleja (el color de la piel, los rasgos de los ojos, la anchura de la cara, la forma del pelo, etc.). Es un ejercicio que nos permite trabajar aspectos como la autoestima y la imagen de uno mismo, que son temas necesarios para tener en cuenta en estas edades.
Este método de trabajo ya lo hemos realizado hace unos años y nos ha dado muy buenos resultados.
Añadir, finalmente, que es lamentable que en la nueva ley educativa (LOMCE) se haya quitado horas e importancia a las áreas artísticas (Música y Plástica) para centrarse en la Lengua y las Matemáticas. Creo que así nos olvidamos de potenciar la creatividad y la expresión en nuestros alumnos.
La segunda lámina plantea la exageración en las expresiones, el paso de la sonrisa a la risa, de la seriedad al enfado... En la tercera lámina estudiamos el papel que juegan los complementos (a una misma cara le colocamos diferentes pelucas). Luego, en la cuarta lámina, dibujamos a diferentes personajes. En la quinta leemos cómics conocidos (Mortadelo y Filemón, Mafalda, etc.).
Terminamos dibujando un autorretrato, que nos sirve para conocer cómo se ve a sí mismo cada alumno y cómo se refleja (el color de la piel, los rasgos de los ojos, la anchura de la cara, la forma del pelo, etc.). Es un ejercicio que nos permite trabajar aspectos como la autoestima y la imagen de uno mismo, que son temas necesarios para tener en cuenta en estas edades.
Este método de trabajo ya lo hemos realizado hace unos años y nos ha dado muy buenos resultados.
Añadir, finalmente, que es lamentable que en la nueva ley educativa (LOMCE) se haya quitado horas e importancia a las áreas artísticas (Música y Plástica) para centrarse en la Lengua y las Matemáticas. Creo que así nos olvidamos de potenciar la creatividad y la expresión en nuestros alumnos.
miércoles, 17 de diciembre de 2014
EDUCACIÓN SEXUAL
En clase hemos abordado el tema de la sexualidad porque
estamos estudiando la función de reproducción de los animales y plantas. El
libro de texto lo plantea como el primer tema de Conocimiento de Medio, pero
nosotros lo hemos dejado para el final del trimestre, para que la clase se
conociera mejor y tuviéramos ya asimilado un método de trabajo.
Hemos hablado de los órganos sexuales masculinos y
femeninos. El primer día hacemos una puesta en común con los nombre vulgares
con que se conocen esos órganos y luego hemos explicado el nombre “científico”
y que deberíamos usar a partir de entonces… Al principio eran inevitables las
risitas y las caras de asombro, pero poco a poco el tema se fue estudiando con
naturalidad.
Manipulamos las maquetas del laboratorio, hicimos
dibujos, vimos vídeos en la pizarra digital y leímos el libro de texto. Al
final cada equipo elaboró una serie de preguntas que fuimos comentando en clase
(pensamos la posibilidad de invitar a
algún padre o madre, pero finalmente lo tratamos con el profesor).
Estas son las preguntas elaboradas por cada equipo:
EQUIPO 1 (formado por Denis, Juan, Osama y Ángela)
¿Cómo se forman los mellizos?
¿Cómo se forma la leche en el pecho de la madre?
¿Para qué sirve el semen?
EQUIPO 2 (formado por Joshué, Andy, Felipe y Nicole)
¿Qué es la bolsa amniótica?
¿De qué se compone la leche materna?
EQUIPO 3 (formado por Sudairis, Ángel, Kevin y Jhon)
Cuándo el óvulo está en el útero y entran dos
espermatozoides, ¿qué pasa?
¿Qué es un aborto?
EQUIPO 5 (formado por Isabel, Ouiam, Mahammad y Bai Hao)
¿Qué es una cesárea?
¿Por qué es malo que la mujer embarazada se haga una
radiografía? ¿Por qué es malo para el bebé?
¿Por qué el feto tarda 9 meses en desarrollarse en el
vientre de la madre?
EQUIPO 6 (formado por Iván, Jordi, Brenda y Lucía)
¿Por dónde sale el bebé?
¿Por qué a las chicas les duele la tripa cuando tienen la
regla?
Después de tratar el tema en clase, me hago algunas
reflexiones: La Educación Sexual ha ido perdiendo peso en la Escuela, de manera
que actualmente el tema se limita, en Primaria, a una mera descripción de los
órganos reproductores masculino y femenino y a unas nociones sobre el
desarrollo embrionario y el parto. Se echa en falta un enfoque que no limite la
sexualidad a la reproducción, que incluya todo el campo afectivo en las
relaciones humanas y que aborde el tema con naturalidad y sinceridad.
Recuerdo que cuando empezábamos a trabajar en la escuela
a finales de los años 70, la sexualidad era un tema tabú y que poco a poco se
fue introduciendo gracias al esfuerzo de muchos profesores que invitaban a
clase a médicos, enfermeras, padres y madres para explicar cosas sobre el tema.
Quizá si se hubiese continuado en esa línea de trabajo hoy no tendríamos un
porcentaje tan elevado de embarazos no deseados.
No cabe duda de que hoy tenemos más cantidad de
información, pero también es cierto que faltan unos conocimientos previos donde
asentar toda esa información. Nos hemos olvidado de los valores y de la
afectividad y ahora la Escuela pasa de
puntilllas sobre estos temas, dejando la responsabilidad de la cuestión
exclusivamente en manos de los padres. Creo que nos hemos olvidado de la
importancia del trabajo en equipo entre profesores y padres para tratar temas como la educación sexual.
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jueves, 11 de diciembre de 2014
MADRID RÍO
La Junta de Distrito de Carabanchel organiza una serie de sendas urbanas muy interesantes para conocer los diferentes barrios. Proporciona a los colegios un material muy valioso, con recursos para el profesor y un cuadernillo para los alumnos; además, nos acompaña una monitora y nos facilita un autobús para el traslado.
Nosotros hemos elegido la senda de Madrid Río (desde el
Puente de Toledo hasta el de Praga) para conocer los nuevos jardines del río
Manzanares. En octubre también habíamos estado por esta zona, visitando la Biblioteca Municipal..
Como queremos que todos los alumnos publiquen en este
blog, en esta ocasión hemos seleccionado los trabajos de niños que no han
estado el año pasado con nosotros, o que reciben muchos apoyos.
JORDI (12 AÑOS)
JORDI (12 AÑOS)
Hoy hemos ido a Madrid Río de excursión. Una monitora
llamada Verónica nos va a acompañar, nos ha dado un cuadernillo para trabajar
el tema. Paramos en el Puente de Toledo y vemos árboles, pájaros y diferentes
sonidos.
Luego bajamos a un jardín, caminamos hasta llegar a unos
edificios con murales pintados en sus paredes y llegamos al Puente de la
Arganzuela o Tirabuzón. Allí jugamos a buscar unas cosas que nos decía
Verónica, corrimos mucho y, al final, empatamos con el otro equipo.
Después vimos una estatua que tenía a la derecha y a la
izquierda una esfinge y entrevistamos a las personas que pasaban por allí para
preguntarles cómo era el río Manzanares cuando ellos eran jóvenes. Al final
volvimos a clase y terminamos el trabajo en el cuadernillo.
BRENDA (11 años)
Hoy, día 1 de diciembre hemos ido al Río Manzanares y una
monitora muy agradable nos ha atendido y nos ha explicado la historia del
Puente de Toledo y cosas sobre árboles y aves del lugar.
Como estábamos un poco dormidos, Verónica, la monitora,
nos propuso hacer un juego de buscar cosas para responder a sus preguntas. Al
final quedamos empate con el otro equipo.
Luego tomamos el bocadillo del recreo y jugamos en unos
toboganes gigantes. Nos hemos manchado porque la arena estaba mojada por la
lluvia, pero lo hemos pasado genial y hemos aprendido muchas cosas.
JUAN (11 años)
Ayer nos fuimos al río Manzanares. Verónica nos explicó
cómo se llaman los árboles y las aves. Luego nos comimos el bocadillo y cuando
terminamos mis amigos y yo nos fuimos a jugar a los toboganes.
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