viernes, 26 de enero de 2018

GIORGIO CHIRICO Y LA METAFÍSICA

En Caixaforum podemos ver la exposición de Giorgio Chirico (1888-1978) (léase Yioryio Quirico) hasta el 18 de febrero. Se inauguró el 23 de noviembre de 2017 y lleva por título "El mundo de Giorgio Chirico, sueño o realidad". Nosotros hemos realizado una visita guiada organizada por la Asociación de Vecinos de Carabanchel (Taller de Historia del Arte, de María Jesús Rueda).

La muestra se estructura en varios temas que siguen un hilo cronológico. Comienza con los retratos y autorretratos que realizará a lo largo de sus 90 años y continúa con las plazas vacías y los maniquíes articulados (años 10), los interiores metafísicos (años 20), los baños misteriosos (años 30), el mundo clásico con los caballos y los gladiadores (años 30) y la historia y la naturaleza (años 40).

Las plazas de Italia son una serie de pinturas que realiza al principio de su creación artística y que se caracterizan por su extraña perspectiva, los pórticos con arcos de medio punto, las esculturas en el centro de la plaza, las torres o chimeneas y la presencia de un tren en la lejanía que recorre el lienzo en horizontal. Son plazas siempre vacías, que dan la sensación de quietud y de eternidad y donde las sombras juegan un papel enigmático. (Nótese que la exposición hace un guiño al pintor y se organiza entorno a una plaza porticada con una escultura en el centro).

Los maniquíes recuerdan su trabajo como escenógrafo en los teatros de la época. Son articulados al principio y luego más humanizados, pero siempre sin brazos, con la cabeza ovoidal y sostenidos con tablones de madera; a veces aparecen cubierto con corazas, con pliegues clásicos y con capas rojas, y en ocasiones guardan objetos en su regazo. Se ubican en espacios con arcos de medio punto o con volutas.

Los interiores metafísicos muestran una perspectiva forzada, el centro lo suele ocupar un especie de columna con objetos incongruentes que forman una pila (armazones de madera, volutas, escuadras, cartabones), el suelo y el techo suele ser de madera y siempre aparecen ventanas y cuadros. Esto último es un recurso para pintar un cuadro dentro del cuadro, que suele ser de tema paisajístico.

Los baños misteriosos los elaboró primero como litografías para  ilustrar un libro de Cocteau en 1934 y luego como pinturas. Reflejan las playas de los años veinte, con sus cabinas para cambiarse de ropa como algo misterioso, con un interior oscuro y unas escaleras que descienden hacia el agua, agua que no es tal agua, sino un suelo de parqué que zigzaguea; personajes extraños, siempre hombres, unos vestidos y otros que muestran el torso, y un paisaje abierto decorado con banderines estivales y, a veces, con cisnes y centauros.

Toda esta etapa, que ocupa los años diez, los veinte y los treinta del siglo XX, se incluye dentro de la pintura surrealista (metafísica, como la llama el autor), pero luego Chirico se separa de esta tendencia y recurre al mundo clásico, naturalezas muertas y paisajes inspirados por el Renacimiento y el Barroco. De esta época es la serie de los gladiadores, que se caracteriza por los cuerpos poco escultóricos, los pliegues de las ropas, la presencia de caballos y el entorno con templos griegos y columnas rotas, reflejo de una época pasada.

Los retratos y autorretratos los elabora a lo largo de toda su vida y por ello a veces utiliza una técnica clásica, propia del Barroco, y otras veces pinta de manera más natural, casi fotográfica, pero siempre intentando reflejar el espíritu del personaje. Es interesante destacar que a Chirico le gustaba mucho vestir con ropajes de épocas pasadas y que con frecuencia se disfrazaba mientras pintaba o daba entrevistas.

El diario El País se hace eco de la exposición en este artículo. ABC hace lo mismo en esta reseña.

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