jueves, 30 de noviembre de 2017

ESPERPENTO Y DEPENDENCIA

Hace un año mi madre se vino a vivir con nosotros desde Asturias. Se había roto la cadera y ya no podía vivir sola en la aldea a sus  91 años. La empadronamos e hicimos todos los papeles para acogernos a la Ley de Dependencia y los entregamos en el registro civil de Carabanchel en el mes de noviembre. Nos dijeron que la cosa iba lenta y nos pusimos a esperar.

Pasaban los meses y mi madre se iba deteriorando, necesitaba de una señora que la cuidara por la mañana y nosotros, mi mujer y yo, la atendíamos por las tardes, al salir del trabajo. Más adelante, empezó a pasar malas noches, se levantaba, se caía y no podíamos dormir (ni nosotros ni nuestros hijos)...

Después de darle muchas vueltas al tema y de comentarlo con ella, decidimos buscar una residencia para mayores. Costaba mucho, casi dos mil euros al mes, pero iba a estar bien atendida: buena alimentación, buena higiene, buenos cuidados y con médico y enfermero de manera continuada. Ingresó en el mes de febrero.

Desde entonces, mi mujer y yo la visitábamos todos los miércoles y los domingos venía a comer a casa, veía a sus nietos y jugaba a las cartas con la otra abuela.

En marzo, después de cuatro meses, preguntamos en las oficinas de Dependencia (calle Agustín de Foxá, de Madrid) cómo iba el expediente y nos sorprendimos al saber que aún no habían recibido nada del registro civil de Carabanchel (donde habíamos entregado la documentación en noviembre). Seguimos esperando... Volvimos en junio y nos dijeron que acababan de recibir los papeles, pero que no les funcionaba el ordenador. Por fin, en el verano nos avisaron de que iban a realizar la evaluación de mi madre; lo harían al día siguiente, un viernes de julio (después de nueve meses, Dependencia nos avisaba de un día para otro y en pleno verano)

En agosto seguimos esperando. En septiembre seguimos esperando. Y en octubre mi madre muere de infarto al corazón. Ella sabía que sólo teníamos ahorros para seguir pagando los dos mil euros hasta noviembre. No sé si sería eso o que mi madre se cansó de esperar... Pero ya no hace falta que los Servicios de Dependencia se tomen más molestias. DEP.

Postdata: Estas líneas fueron escritas hace dos meses. Hoy las saco a colación porque acabo de recibir una carta  de la Comunidad de Madrid donde reconocen a mi madre el grado dos de dependencia y se comprometen a buscarle una residencia para mayores (sic)

Valentín Abalo Garea


1 comentario:

Valentín Abalo Garea dijo...

Esta carta ha tenido muchos comentarios entre mis amigos y os lo agradezco. También quiero recordar un libro y una película que tiene mucho que ver con el tema, me refiero a Arrugas, de Paco Roca (escribid Arrugas en el buscador del blog para llegar a él.